He pensado que, a medida que avance el blog, sería interesante ejemplificar las cosas que sí funcionan de las que os hablaba en días anteriores.
Hoy le toca el turno a la temperatura de la parafina. Os comentaba que es muy importante: si es un poco baja, al enfriar la vela, quedará con un veteado blanco; si es alta, quedará un color más uniforme. Y que, una vez controlado esto, podemos usarlo a nuestro antojo.
Bien, pues en este caso, he realizado unas velas flotantes con forma de rosa. Si podéis contemplar una rosa en la vida real, podréis comprobar que sus pétalos tienen una suavidad realmente especial y su color no es uniforme, sino que, incluso siendo de un único color, presenta un veteado de luces y sombras. Una parafina con temperatura baja ayuda, gracias al blanco, dar la sensación de un pétalo de rosa real.Aunque la foto está tomada con flash y éste acentúa quizás demasiado ese blanco, al natural, estas velas parecen tener la misma suavidad de contrastes que los pétalos de una rosa real.
En cualquier caso, si no os convenciese este resultado, siempre podéis calentar más la parafina antes de verterla en el molde o bien, una vez realizada la vela, darle un golpe de calor con un secador (potencia más alta de calor) y el color será uniforme y homogéneo.
La decisión, como siempre, va en las preferencias de cada uno.
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