Al adentrarse en este mundo de los jabones, como en cualquier otro, uno empieza a leer aquí y allá, a hacerse pregunas y, de pronto, a ver contradicciones, con lo cual, no sabe a qué agarrarse, ¿puedo echar esto o no?¿sirve este aceite, se estropeará el jabón? etc... Aquí os dejo algunos de los que, para mí (después de experimentarlos) han sido tips o consejos que sí me han servido:
1. Echar entre el 2% y el 3% de azúcar (sobre el peso final) en la receta: queda el jabón como más consistente, homogéneo y desmolda mejor.
2. A la hora de cortar la barra de jabón, usando un cuchillo muy afilado, ir limpiando la hoja del cuchillo por cada corte que se hace.
3. Usar una proporción de aceites duros sobre blandos a razón de 60:40.
4. Usar vitamina E en jabones muy elaborados o que llevan el temido aceite de girasol. Sin embargo, ahorrarla en jabones más sencillos.
5. Usar el aceite de girasol sólo como "transportador" de propiedades de las plantas, así que hacer oleatos de este aceite con caléndula o rosas y usarlo, en cantidades muy pequeñas, en la traza.
6. Me ha ayudado saber que la manteca de mango es muy rica en vitamina E.
7. Usar agua destilada en lugar de agua del grifo, incluso cuando el agua del grifo la hervía bien fuerte y la dejaba enfriar a modo de hacerla un poco más "pura". Se nota la diferencia al usar agua destilada.
8. Enfriar las infusiones, la cerveza y la leche para deshacer la sosa y recordar que ésta se deshace mucho más lentamente que si se deshiciera con agua a temperatura ambiente.
9. Usar la manteca de cerdo para generar mayor dureza, blancura y unas burbujas MUY grandes.
10. Usar leche de almendra para aportar cremosidad.
11. NO tapar los jabones. Hay mucha controversia sobre esto y hay personas que tapan todos los jabones por norma (excepto, eso sí, los que llevan productos dulces: azúcar, miel,...); otros hacen lo contrario, no los tapan nunca. He optado por esta segunda porque, al probar las dos opciones, me ha gustado más, si bien es cierto que este punto sí es algo muy personal.
12. Me ha ayudado, también, recordar que no siempre el jabón recién hecho tiene un olor agradable, aunque a veces, sí, y que sus características (color, aroma, textura), como el buen vino, mejoran con el tiempo tras la etapa de curado.
Si me acuerdo de algo más, os seguiré informando.
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